miércoles, 19 de mayo de 2010

Zürich

Puede sonar pedante quizás, pero Europa ya me parece siempre lo mismo. Uno va de una ciudad a otra y pareciera que nada hubiera cambiado, salvo pequeñas sutilezas que uno tiene que esforzarse de vez en cuando para notar.

Las cosas que resaltan en Zürich no son muchas pero si bastante visibles:

  • El Yaris en Chile es como un Audi en Suiza, todos los tienen. Generalmente las calles están plagadas de autos negros como si todos tuvieran que andar de incógnitos o estuvieran preparados para ir en cualquier momento a un funeral. Quizás es para no lavarlos, dijiste, pero dudo que ellos tengan problemas de plata para pagar una lavadita de vez en cuando.
  • El Limmat y el Sihl, sus ríos, y el Zürichsee, su lago, son imponentes. Inmensamente grandes y lindos. Llenos de patos, cisnes y otros tipos de aves por todos lados. Cuánto abríamos dado por un sólo día de sol y calor para poder bañarnos.
  • Sus estaciones de trenes y metros están marcadas como atractivo turístico. Llegamos por lo menos a dos de ellas pensando que eran majestuosos palacios y sí, eran bonitas y antiguas, pero no sé si para ir a ver otra aparte de la principal a la cual llegamos.
  • El Jardín Botánico es increíble. Al principio los vimos un poco a huevo: si es bonito pero ni tanto, tampoco es tan grande, pensamos. Hasta que encontramos sus invernaderos. Tres estructuras gigantes y cada una de ellas distinta a la otra. Fue como estar en la selva amazónica, luego pasar al desierto y por último, llegar a Chile.
  • Y lo más peculiar de todo para mi. Todas y cada una de sus iglesias tienen relojes análogos como de oro en sus puntas. Pero todas. Y dudo que sea una casualidad, tiene que tener un por qué y lo averiguaré. (Y lo averigüe para los que les interesa: http://www.findelmundo.com.ar/belengache/zurich.htm)

Pero lo mejor de Zürich fue que las horas pasaron volando como si el tiempo no existiera. Primera vez que estando acá no cuento día tras día, no espero a que termine la semana, no cuento los minutos para que llegue el otro mes y todo se apure un poquito. Esta vez todo, dentro de todo, fue perfecto.

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