miércoles, 15 de junio de 2011

"La vuelta al mundo"

Ya no estoy en Barcelona pero ahora es en Santiago donde mis amigos toman clarita conmigo. Ya no "vivo" en Amsterdam, casi no ando en bici y las cuatro ruedas se han vuelto una pésima costumbre, pero suena la misma música en mis oídos. Con o sin random aparecen una y otras vez las mismas melodías mientras la vista desde la ventana de la micro es mar y cerros.

Ya no trabajó en un bar en Londres donde no entiendo casi nada de lo que me habla la gente, hoy "Bonita" es mi lugar con las mejores personas que me podría haber encontrado. Tampoco duermo en estaciones de trenes en Francia, pero se puede sentir el mismo frío durmiendo en la Toma de la Universidad y es por algo chorrocientas veces mejor.

Hoy no es el momento de moverse, es el momento de actuar. Y aunque me ha costado volver a la realidad después de tanto andar, de tantas zapatillas rotas y asfaltos aplanados creo que no es tarde para despertar. Este año la tarea es la lucha de mil maneras y cosas.

Todo lo que me tira de vuelta es todo lo que me deja acá... pero aún así necesito más vueltas al mundo.

jueves, 26 de mayo de 2011

Chile no se vende.







domingo, 27 de febrero de 2011

Hace un año

Hace un año ya que el remezón azoto mucho más que a la tierra. No sólo las vías cambiaron, los caminos se cortaron, los puentes se cayeron sino también las vidas, el día a día seguro, los planes maestros. De un momento a otro la visión cambia, las seguridades se desvanecen y los cuestionamientos azotan como los tsunamis.

Hace un año el terremoto hizo que todo se viera poco y que lo poco se volviera gigante. Que a las visiones de eternidad les llegara el corte de agua, que algunos problemas explotaran como el tendido eléctrico, que los futuros se fueran incendiando con ese olor a caucho quemado por detrás y todo sin la posibilidad de comunicar. No habían teléfonos, celulares, internet.

Hace un año pensaba que yo viviría en Alemania aunque no quisiera, que aprendería alemán aunque no me gustará y que todo era por un bien mayor. Hace un año nunca me hubiera imaginado la opción de viajar sola, de ser mi mochila y yo, de asumir que existían bienes mayores ajenos y otros propios, y que tenía que optar por estos últimos.

Hace un año se sentía que todo se derrumbaba y finalmente casi todo se derrumbo. Pero aprendí a ser arquitecta, diseñadora, pintora, carpintera y acá seguimos, seguimos después de un año.

viernes, 7 de enero de 2011

Tierra

Me da la impresión que tengo un Chile imaginario y otro Chile real. El que vive en mi cabeza es más lindo, con gente guapa, todos sonriendo, un amor de país. El que vi al llegar era otro. Desde la ventana del avión se veían medias aguas a punto de caerse, perros guachos corriendo por doquier y una edificación pequeña que se veía a los lejos, el aeropuerto. Me baje y pese a que el de Policía Internacional era un amor y nos reímos de lo fomes que son los italianos, llego a buscar mi maleta y ella nunca apareció. Salí a un mar de gente sin saber muy bien dónde ir. Apareciste tu por un lado y tu por el otro… volver acá produjo la misma sensación que el ir a Bolivia y Perú hace dos años atrás, sentí que retrocedí en el tiempo.

Santiago es bonito pero es raro volver, todo se ve desteñido. Las calles, las casas, hasta las transeúntes. Es raro volver a tener una vida normal como si nunca me hubiera ido: hacer trámites, pagar cuentas, cambiarle el aceite al auto y más. Es mi ciudad pero no es mi casa, son mis calles de chica pero no conforman mi hogar.

Todo cambia al tomar un bus, viajar algo más de una hora con el verde en la ventana y llegar ahí, el puerto querido. Aunque sea verano la brisa obligaba a usar polerón, el olor a mar vuelve a ser el mismo, vuelve a ser ese que no encontré en ningún lugar y pese a lo antiguo, viejo y todo lo poco moderno que pueda ser, es lo más “hogar” que tengo.

Pero este no es mi lugar por ahora. En Chile soy tierra pero hoy quiero ser aire.

miércoles, 5 de enero de 2011



domingo, 2 de enero de 2011

Conciliar

Puede ser temprano o tarde, puedo ponerme de lado, o del otro, boca abajo o boca arriba. No hay manera, ninguna posición cumple su misión en el momento. Y entonces... entonces empiezo a pensar y a imaginar. Lo confecciono tanto estando despierta que he dejado de hacerlo dormida.

Una de las ilusiones más permanentes es yo en Chile hablando, pero hablando muy rápido, o volando en la bicicleta, o manejando tan rajada en auto que no soy capaz de maniobrarlo ni detenerlo. Todo es ansioso y se escapa de mis manos, nada de lo que veo lo puedo controlar aunque trate. Es como cuando era chica y trataba de contar ovejas, no sé por qué pero nunca lograba que ellas pasaran al otro lado –por una extraña razón siempre chocaban contra la cerca-.

Me ha costado estar detenida. Es tanto lo que me acostumbre a moverme de un lado para otro que el estado de quietud involuntaria me pone algo nerviosa. Ya no quiero estar acá pero tampoco me quiero ir pa allá. Yo no tengo un mapa en mis pies, yo si los miro no veo nada más que mis zapatillas y pienso en lo lejos que ellas podrían llegar sólo caminando, sólo siguiendo un paso tras del otro.

Últimamente me cuesta conciliar el sueño.

sábado, 1 de enero de 2011

Feliz año!

Son fomes los italianos, así de simple. Son fomes por lo menos para mi gusto.

Sí, acá todos se juntan y esperan los fuegos artificiales pero después a la hora de: no escuche la cuenta regresiva, cuando empezó la atracción principal nadie comenzó a abrazarse entre sus familias, entre los otros. No escuche gritos, bocinas, alarde. Sólo veía petardos y cosas incendiarias por todos lados alrededor porque claro, acá esas cosas no son ilegales.

En el puerto es distinto. Hay calor –lo que quizás influye bastante-, hay risas, hay gritos. Todo el mundo cuenta, todos después se abrazan y las luces en el cielo son las más lindas que he podido ver, media hora de puro color.

En Roma casi no se veía gente caminando por la calles, todo era muy silencioso salvo por los autos que intentaban salir del lugar a toda costa. En Valpo, todo esta atestado, el cotillón es el accesorio principal y las personas simplemente se ven felices. Antes todo se reunían y bailaban en la calle, en la misma Plaza Soto Mayor. Hoy, gracias al pelotudo del nuevo alcalde, sólo se carretea en las esquinas de la ciudad de los cerros, en sus bajadas, en sus escaleras, en su paseo Yugoslavo y en la esquina de la bomba de bencina. Con la botella en la mano, con las cajas que se empiezan a pasar. Uno se va encontrando con personas en el camino, saluda a Pedro, a Juan, a Diego. Es distinto.

Aún así mal no lo pase, estoy pagando hoy el precio pero los lugares dependen de uno. ¿Es muy cara la entrada? Pues bien, yo bailó al frente del local donde también puedo escuchar la música. ¿Es muy caro el copete? No importa, yo cargo las botellas cuantas cuadras hayan que cargarlas. ¿No conozco a nadie? Mejor, puedo hacer el show que quiera porque nadie sabe quién soy ni me volverá a ver.

Y así terminamos, al frente del Charro cerca de la Pirámide y yo, yo bailando con la bufanda dando vueltas por el cielo, dando brincos de un lado para el otro y explicándole a cada italiano que veía por qué es tan bueno ser latina.

Pero qué bah... lo importante es que por fin se acabo "ese" año.