domingo, 2 de enero de 2011

Conciliar

Puede ser temprano o tarde, puedo ponerme de lado, o del otro, boca abajo o boca arriba. No hay manera, ninguna posición cumple su misión en el momento. Y entonces... entonces empiezo a pensar y a imaginar. Lo confecciono tanto estando despierta que he dejado de hacerlo dormida.

Una de las ilusiones más permanentes es yo en Chile hablando, pero hablando muy rápido, o volando en la bicicleta, o manejando tan rajada en auto que no soy capaz de maniobrarlo ni detenerlo. Todo es ansioso y se escapa de mis manos, nada de lo que veo lo puedo controlar aunque trate. Es como cuando era chica y trataba de contar ovejas, no sé por qué pero nunca lograba que ellas pasaran al otro lado –por una extraña razón siempre chocaban contra la cerca-.

Me ha costado estar detenida. Es tanto lo que me acostumbre a moverme de un lado para otro que el estado de quietud involuntaria me pone algo nerviosa. Ya no quiero estar acá pero tampoco me quiero ir pa allá. Yo no tengo un mapa en mis pies, yo si los miro no veo nada más que mis zapatillas y pienso en lo lejos que ellas podrían llegar sólo caminando, sólo siguiendo un paso tras del otro.

Últimamente me cuesta conciliar el sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario