domingo, 25 de marzo de 2012

Cambiando hábitos

Tomar la dirección del metro que nunca había seguido antes, hacer combinación en estaciones que ni por fotos reconocería y pensaría que están en Chile. Todo para volver allá: Viña.

De a veces sentirme parte de nada, sin “hogar”, hoy –quizás sólo por hoy- siento mil y un lugares como mi casa. Veo el mar desde lejos, siento como el viento y la brisa revuelven mi pelo, me pegan la polera al cuerpo y me inflan los bombachos mientras camino olfateando todo. Me muevo de un lado a otro sintiendo que las distancias son tan cortas, que un paso a la vez es mi máximo placer. Aunque se me olvidaba que acá el otoño aún existe y me lo recuerda mi piel de gallina.

Es la “quinta”, todo va más lento, hasta las canciones aleatorias que suena toman otro ritmo: “Sometimes I don’t get you”, dicen los de Yo la Tengo. Y tienen la razón, a veces no te tengo pero sigues siendo mía. Siguen cambiando, una tras de otra mientras la micro me lleva por el camino de la costa. Antes pensaba que tu eras Carlos Cabezas, reflexiono. Ahora me doy cuenta que siempre lo he sido yo y lo vuelvo a disfrutar.

jueves, 22 de marzo de 2012

Santo Domingo 580

“No sé si se juntaron todos los vuelos a la misma vez o si estas personas venían conmigo en el avión. No sé si baje muy rápido o me demore mucho en llegar. El tiempo se me quedo en la ventana, mirando las nubes, caminando por una manga improvisada, estando en una carpa blanca a la cual ahora le llaman aeropuerto.

No sé en qué fila colocarme. Veo un pasaporte azul y otro rojo agarrados por mis dedos, pero no tengo la menor idea de cuál debo ocupar. Los cambio de mano, guardo uno, saco el otro, dejo el mismo, me paso a la derecha, vuelvo dos líneas a la izquierda.

Me sudan las manos al estar más cerca. Ventanilla. Dos pasaportes en mano. Rojo… pareciera ser que ya no soy una sudaca en Europa. Entonces, por qué me sigo sintiendo como una?”

Hace unas semanas pensaba volver a ser una gitana dando vueltas. Hace algún tiempo quería volver a armar mi mochila y comenzar por aquí y por allá: Latinoamérica, Europa, Sudeste Asiático. A donde me llevará el viento, a donde saliera el primer tren.

Hoy me agobia un poco el hecho de volver una vez más a primero de la universidad -aunque este en la que siempre había soñado- y no saber muy bien cómo la pagaré, si conseguiré beca, si me alcanzará el dinero para fin de mes, si me contrataran en algún lado decente que me deje algo de vida para mi.

Me estresa el volver a la ciudad donde me críe porque ya no la reconozco: sus tiempos, sus lugares, sus formas. No entiendo el ir a un metro lleno y hundirse en la tierra en vez de ver el mar por la ventana, cambiar smog por brisa. Me asusta cada vez que aparece la luz roja, suena el pito y yo pienso que si no corro para meterme en esa lata de sardinas perderé el vagón. Respiro.

He dejado de ser gitana. Esta vez ya no tendré tres casas en un año, o andaré por más de tres países en un día. Ya no existirán trenes, barcos, estaciones, huelgas, canales, ciudades planas, una isla. El contrato por el departamento dura hasta febrero del próximo año, febrero del 2013, once meses más, unas cuantas semanas, unos muchos otros días y millones de horas.

Pero, Bellas Artes. Vivo sola en el barrio donde siempre soñé. Camino por sus veredas, aplano sus calles, reconozco sus lugares, me impregno con lo nuevo, todo me maravilla. Hay tantos moteles que pienso que todas las ventanas con luces brillantes son uno, pero no: “Pañales adultos”; decía ese letrero de neón.

Vuelvo a bailar sola con los audífonos en los oídos, otra vez me siento cómoda como visto, mi manos me pican por escribir… lentamente pareciera que regreso a mi, a ese mi que no tiene perfil definido. Lo que significa, que lo de gitana no se deja pese a que me quede en el mismo lugar, el recorrer lo desconocido no tiene razón de ser ni de dejar de serlo.

Reconoceré estas esquinas, iré a los lugares que nunca he ido y si de antes sirvió de algo leer una que otra línea acerca de la ciudad de los gatos, del país del acento duro, quizás a alguien le pueda servir lo nuevo –si es que existes por ahí-, aunque sea a mi para algún día recordar. Santiago de Chile es lo que se viene ahora.

miércoles, 15 de junio de 2011

"La vuelta al mundo"

Ya no estoy en Barcelona pero ahora es en Santiago donde mis amigos toman clarita conmigo. Ya no "vivo" en Amsterdam, casi no ando en bici y las cuatro ruedas se han vuelto una pésima costumbre, pero suena la misma música en mis oídos. Con o sin random aparecen una y otras vez las mismas melodías mientras la vista desde la ventana de la micro es mar y cerros.

Ya no trabajó en un bar en Londres donde no entiendo casi nada de lo que me habla la gente, hoy "Bonita" es mi lugar con las mejores personas que me podría haber encontrado. Tampoco duermo en estaciones de trenes en Francia, pero se puede sentir el mismo frío durmiendo en la Toma de la Universidad y es por algo chorrocientas veces mejor.

Hoy no es el momento de moverse, es el momento de actuar. Y aunque me ha costado volver a la realidad después de tanto andar, de tantas zapatillas rotas y asfaltos aplanados creo que no es tarde para despertar. Este año la tarea es la lucha de mil maneras y cosas.

Todo lo que me tira de vuelta es todo lo que me deja acá... pero aún así necesito más vueltas al mundo.

jueves, 26 de mayo de 2011

Chile no se vende.







domingo, 27 de febrero de 2011

Hace un año

Hace un año ya que el remezón azoto mucho más que a la tierra. No sólo las vías cambiaron, los caminos se cortaron, los puentes se cayeron sino también las vidas, el día a día seguro, los planes maestros. De un momento a otro la visión cambia, las seguridades se desvanecen y los cuestionamientos azotan como los tsunamis.

Hace un año el terremoto hizo que todo se viera poco y que lo poco se volviera gigante. Que a las visiones de eternidad les llegara el corte de agua, que algunos problemas explotaran como el tendido eléctrico, que los futuros se fueran incendiando con ese olor a caucho quemado por detrás y todo sin la posibilidad de comunicar. No habían teléfonos, celulares, internet.

Hace un año pensaba que yo viviría en Alemania aunque no quisiera, que aprendería alemán aunque no me gustará y que todo era por un bien mayor. Hace un año nunca me hubiera imaginado la opción de viajar sola, de ser mi mochila y yo, de asumir que existían bienes mayores ajenos y otros propios, y que tenía que optar por estos últimos.

Hace un año se sentía que todo se derrumbaba y finalmente casi todo se derrumbo. Pero aprendí a ser arquitecta, diseñadora, pintora, carpintera y acá seguimos, seguimos después de un año.

viernes, 7 de enero de 2011

Tierra

Me da la impresión que tengo un Chile imaginario y otro Chile real. El que vive en mi cabeza es más lindo, con gente guapa, todos sonriendo, un amor de país. El que vi al llegar era otro. Desde la ventana del avión se veían medias aguas a punto de caerse, perros guachos corriendo por doquier y una edificación pequeña que se veía a los lejos, el aeropuerto. Me baje y pese a que el de Policía Internacional era un amor y nos reímos de lo fomes que son los italianos, llego a buscar mi maleta y ella nunca apareció. Salí a un mar de gente sin saber muy bien dónde ir. Apareciste tu por un lado y tu por el otro… volver acá produjo la misma sensación que el ir a Bolivia y Perú hace dos años atrás, sentí que retrocedí en el tiempo.

Santiago es bonito pero es raro volver, todo se ve desteñido. Las calles, las casas, hasta las transeúntes. Es raro volver a tener una vida normal como si nunca me hubiera ido: hacer trámites, pagar cuentas, cambiarle el aceite al auto y más. Es mi ciudad pero no es mi casa, son mis calles de chica pero no conforman mi hogar.

Todo cambia al tomar un bus, viajar algo más de una hora con el verde en la ventana y llegar ahí, el puerto querido. Aunque sea verano la brisa obligaba a usar polerón, el olor a mar vuelve a ser el mismo, vuelve a ser ese que no encontré en ningún lugar y pese a lo antiguo, viejo y todo lo poco moderno que pueda ser, es lo más “hogar” que tengo.

Pero este no es mi lugar por ahora. En Chile soy tierra pero hoy quiero ser aire.

miércoles, 5 de enero de 2011