domingo, 27 de febrero de 2011

Hace un año

Hace un año ya que el remezón azoto mucho más que a la tierra. No sólo las vías cambiaron, los caminos se cortaron, los puentes se cayeron sino también las vidas, el día a día seguro, los planes maestros. De un momento a otro la visión cambia, las seguridades se desvanecen y los cuestionamientos azotan como los tsunamis.

Hace un año el terremoto hizo que todo se viera poco y que lo poco se volviera gigante. Que a las visiones de eternidad les llegara el corte de agua, que algunos problemas explotaran como el tendido eléctrico, que los futuros se fueran incendiando con ese olor a caucho quemado por detrás y todo sin la posibilidad de comunicar. No habían teléfonos, celulares, internet.

Hace un año pensaba que yo viviría en Alemania aunque no quisiera, que aprendería alemán aunque no me gustará y que todo era por un bien mayor. Hace un año nunca me hubiera imaginado la opción de viajar sola, de ser mi mochila y yo, de asumir que existían bienes mayores ajenos y otros propios, y que tenía que optar por estos últimos.

Hace un año se sentía que todo se derrumbaba y finalmente casi todo se derrumbo. Pero aprendí a ser arquitecta, diseñadora, pintora, carpintera y acá seguimos, seguimos después de un año.

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