sábado, 22 de mayo de 2010

Sin timbre en el pasaporte

En Suiza paso todo lo que imaginaba menos por lo que específicamente íbamos: un timbre en el pasaporte.

La llegada a la frontera fue tramitada. Tuvimos que esperar un poco más de una hora y media para atravesarla. Entre tanto, teníamos que cruzar una serie de obstáculos como si para ir a ese país mereciéramos ganar una competencia deportiva o algo.

Lo primero fue la típica exigencia de los pasaportes... esperar. De repente se sube una mujer con un carnet y le pregunta a un hombre que de dónde venía.

- Sri Lanka

- ¿Y su Visa?

La explicación no la pude escuchar, pero por lo menos seguido de eso pude respirar tranquila y supe que nosotros ya no tendríamos ningún problema.

El tiempo siguió pasando y mis ganas de ir al baño se volvieron incontenibles. Y como los buses europeos tienen el baño sólo para emergencias como me dijo la niña que vendía los tickets (vaya a saber uno qué es para ellos una emergencia) tuve que bajarme y pedir uno. Tras una confusión de idiomas y de negármelo más de una vez, accedieron a prestármelo sólo a mí. Fui escoltada por un hombre y una mujer. Esta última reviso el baño antes y después de mi visita, para luego de ver que yo no había tirado una roca de hachís al WC, disculparse y volver a escoltarme al bus.

Posteriormente el show casi de circo siguió. Me sentía mexicana queriendo cruzar a Estados Unidos mientras un perro corría por sobre nuestras mochilas en fila y nosotros esperábamos expectantes al otro lado. Como no encontraron nada haciendo eso, decidieron ir a buscar una especie de van que tenía integrada estas maquinas-visores del aeropuerto y revisaron bolso por bolso en el escáner.

La información y las indicaciones se entrecruzaban todo el rato. Perdonen, nos dijo la mujer nuevamente por contradecirse un par de veces, nunca habíamos tenido que hacer esto antes.

En un momento todo se detuvo. Empezaron a revisar la mochila de una niña rubia seguidamente de pasar por el escáner y encontrar “algo sospechoso”... libros fue lo único que pudieron sacar.

Subió última al bus, prendieron el motor y empezaron a hacer correr los pasaportes. Revisamos el azul compulsivamente peor no tuvo timbre. Ni a la ida ni a la vuelta.

Persecución del timbre ahora: tendrá que ir a buscarlo a Turquía.

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