jueves, 15 de julio de 2010

Toulouse

El termómetro nunca baja de los treinta grados celcius, el cemento de las calles quema hasta la planta de los zapatos y se siente como si hiciera vahos de vapor durante todo el día. No hay donde esconderse, no queda lugar libre de calor y el agua que corre por nuestros cuerpos para tratar de enfriarnos, se ha vuelto inútil en su tarea.

Pero como ya dije, todo es distinto cuando estas con amigos. No hay calor ni frío que arruine el momento, que opaque las conversaciones de tiempos lejanos, de leyendas de colegio, de cuentos de pasillos que todos sabían menos uno. Es distinto cuando uno conoce y te conoce, pueden haber risas, enojos, llantos ycnada es tan terrible. Todo es nuevo pero conocido a la vez.

Toulouse ha sido lejos lo más vacacional de mi viaje. Turistiamos todos juntos, la Angela y yo grabábamos los paisajes en la cámara, Ramón iba contando la historia de los luagres, de la ciudad. De sus ladrillos más y sus ladrillos menos, de su puente nuevo, sus luces, su empresa de construcción de aviones.

Fuimos al cine a ver Sherck en 3D, tercera película que veo en estos meses, segunda en la cual me duermo sólo un poco; caminamos a la piscina pública, que de pública chilena no tiene nada; hicimos kayak en el Garonne y todo fue
increíblemente perfecto.

Toulouse ya no es lo mismo que todo Europa, Toulouse son ellos.



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