viernes, 6 de agosto de 2010

Koprivshtitsa

Justo cuando íbamos a tomar el tren se largo a llover a cántaros. El agua se pasaba a los vagones por puertas y ventanas mientras las ruedas avanzaban para dirigirse al medio de la nada. Eramos cuatro: uno de Inglaterra, otro de Suecia, una de España y yo, de Chile. Casi todos nos habíamos conocido en el tren, salvo la española que nos pidió unirse al grupo en Sofía.

Los nombres e las estaciones estaban en búlgaro y ninguno sabía dónde estábamos. Lo único que teníamos más o menos claro es que íbamos a un Festival Nacional Búlgaro de música folk?...

Koprivshtitsa. Bajamos del tren, tomamos un bus -llamado "Manuel Alejandro"- y llegamos al centro del pueblo. No teníamos dónde dormir, todos los hostales estaban llenos y los que no, cobraban una millonada por la noche. Ni pensarlo. Y de carpa, ni hablar. Ninguno de nosotros, a diferencia de casi todas las otras personas que iban al festival, teníamos una.

Una chica del bus nos ofreció ayuda. Ella se iba a quedar con una amiga y le podía preguntar a ella si nos podía alojar a nosotros también... salvación. Pero la madre de esta última no quería a cuatro personas más en su casa, ya eran casi ocho. Lo lamento, nos dijo la búlgara mientras trataba de convencer a su amiga que nos llevarán igual. Fue una tarea imposible.

Caminamos por calles de tierra y barro hasta que llegamos a un gran campamento. Ellos esperaron y a mí, como casi siempre, me toco ir a poner cara de perro desvalido y preguntar: Alguien habla inglés? -yo, la que más habla inglés-. Después de casi un minuto apareció un chico rubio de polera naranja.

- Tienen espacio? Nos podrían arrendar una carpa por favor?
- No, no hay nada de espacio. Me respondió en seco.
- En serio? La mierda. Acabamos de llegar y todos los hostales están llenos.

No sé qué cara de tragedia me habrá salido la verdad pero gracias a ella él prosiguió distinto...

- Dime cómo te puedo ayudar?
- No lo sé, le dije. Conoces a alguien que nos pueda arrendar algo por esta noche? Por favor! Es sólo por hoy.

Se miraron todos - seis hombres que cada vez que yo hablaba debatían todos juntos lo dicho y luego él respondía- y me dijo: Puedes quedarte en la carpa de ahí, la número uno. Pero sólo por esta noche.
- Somos cuatro... ahora si que me dice que no, pensaba.
- Los que tu quieres, me respondió, pero sólo por hoy.

Luego de avisarles caminamos emocionados a dejar nuestras mochilas a una gigante tienda militar de campaña -con "camas" del mismo estilo- y salimos a la fiesta. Todo era alegría. Búlgaros gitanos -asumo- y de algunas otras partes cantaban y bailaban. Nosotros tomábamos cerveza, nos uníamos a sus rondas y cantábamos con ellos frente a sus tiendas.

Finalmente, todo había sido increíble. Koprivshtitsa no era el pueblo que habíamos pensado. Pero la fatalidad llego de noche. El barro -producido gracias a la lluvia- chapoteaba por todos lados, la española metió sus dos pies en una posa y yo, creo que en todo el viaje nunca había sentido tanto frío como anoche. El hielo calaba mis huesos y por más que me hubiera puesto toda la ropa posible encima más toallas de frazada, no resistí.

Conclusión: retirada del lugar. Ya no me importa el festival que se hace cada cinco años y que dura sólo un fin e semana. Ese frío de nuevo no lo paso. Ahora, a cambiar el ticket para el país del sur...


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