Los vi a través del vidrio mientras fumaban un cigarro al lado de la acera, esperando. Se abrazaban, se besaban tímidamente, todo sin sonreír. Él tenía pelo oscuro, largo y liso; barba, una chaqueta negra, jeans grises y unas zapatillas con destello verde. A ella se le estaba yendo la tintura del pelo, lo que dejaba entrever unas raíces colorinas. Su ceño estaba fruncido, su blazer también era negro y llevaba una bufanda blanca alrededor del cuello.
En un momento él la miro y de una forma pausada comenzó a subirle el cierre del blazer, a cerrar los pliegues de éste para tratar de abrigarla. Pero no parecía que ella tuviera frío, más bien parecía que iba a llorar.
En eso el conductor dijo “algo”, en un inglés muy peculiar, y después de varios minutos de retraso partió el bus desde Londres rumbo a Amterdam. Comencé a perderlos lentamente atrás de mi espalda, los buscaba por los vidrios pero al final, nunca supe si ella en verdad quería llorar.
1 comentario:
Ella lloró... lloró por mí.
EL que le subió el cierre del blazer
Publicar un comentario