miércoles, 6 de octubre de 2010

Cumplí las cuatro

Llegué en invierno, vi florecer la primavera, me quemé con el verano y ahora me vuela el viento del otoño. Llegue teniendo todo claro, hoy no sé nada. Soy sólo yo y los trenes, yo y la próxima estación.

El sol se ha vuelto a poner temprano, el cielo ha cambiado sus colores brillantes por otros más oscuros. El otoño esta pintado de pasteles. Las hojas vuelven a crujir bajo mis pies mientras mi piel lentamente se va destiñendo, buscando la palidez. El aire que tira en los vagones ya no es frío sino caliente... es España.

En Francia la estación y los trenes avecinan lo frío que será el invierno. Pero eso no congela la adrenalina que volvió a aflorar, no disminuyen las ganas de ir de un lado a otro y otro y otro más.

Pero por más que baje la temperatura, aún así sigo encontrando gente en el camino. Una argentina, un colombiano y quién sabe quién más aparecerá.

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