jueves, 9 de septiembre de 2010

Temporera de uva


El día comienza antes del día y, a veces, la luna ilumina el camino. Veo el amanecer salir por las montañas mientras tomo la tijera, las cajas y camino por el campo a mi fila. El mate ya fue, el cigarro se hizo ceniza y las parras nos esperan.

Siempre el mismo compañero, siempre el mismo sol. Casi nunca el mismo lugar ni los mismos colores.

Pasas no pasas, tijera o mano, corte. La sangre chorrea y tiñe más que las uvas. Continua... Caja vacía, caja llena, grito por otra. Entre medio hablamos, reímos, escuchamos música, aguantamos los gritos del capataz franchute -no po
r mucho más- y nos contamos las vidas de principio a fin.

Las mañanas son cortas hasta después del descanso. El pan pesa en el estomago, el calor lentamente se va volviendo insoportable y ya no podemos escapar de él bajo una sombra tomando agua. Ya nos advirtieron -una vez más- que los treinta minutos ya se han acabado.

El sol va poniendo color canela mi piel. Las tijeras me han cortado dos dedos y algo más. Tengo moretones en mis brazos, rasguños en mi pies y piernas. Mis cutículas están rotas y mis uñas permanentemente negras. Mi ropa se ve polvorienta con un toque de violeta. Trabajo más de lo que duermo pero vale la pena, pues comparto con el mejor grupo que puede haber.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy es el dia sin auto, y una de mis fotos fue elegida para ser vista por todos los chilenos, estoy feliz, solo faltas tu.
Te amo inmensamente

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