martes, 23 de marzo de 2010

Berlin en Amsterdam

Anoche mi pijama olía a Berlín, al departamento, a sus esquinas. Era tanto que con el simple hecho de respirar ese olor recordaba todo... lo añoraba, no quería perderlo, dejarlo ir. No quería que se esfumara con la noche y despertara en la mañana con un olor que no era ese.

En un momento, pensé en levantarme y sacarme el pijama para guardarlo donde estuviera seguro, donde no fuera a perder su olor. Pero no lo hice... no deseaba perder ese aroma de mi nariz, esas imágenes de mi cabeza, así que tome la polera fuerte y me escondí entre sus telas, durmiendome en ellas.

Hoy tengo miedo de oler mi pijama. Miedo a que los recuerdos y todo lo nuestro verdaderamente se esfume, para siempre. Tengo miedo que al perder el olor pierda el amor y todos los sueños.

Me aterra que mi pijama deje de oler a Berlín.

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